jueves, 30 de marzo de 2017

Homo Deus (Yuval Noah Harari)

Yuval Noah Harari



Si en su anterior libro, “De animales a dioses. Una breve historia de la humanidad”, Yuval realiza un lúcido recorrido por la historia de nuestro pasado y orígenes, en “Homo Deus. Breve historia del mañana”, se centra en el presente y en el futuro… y puede que quizás no haya nada más aterrador. 

Acá puede encontrar la reseña que hice de “De animales a dioses”:

De animales a dioses (Reseña)

Al terminar de leerlo puedes sentirte de diversas formas, una de ellas: pesimista y asustado, por todas las cosas que están ocurriendo hoy en día en la ciencia, y que ignoramos, que son determinantes para la compresión de nuestros sistemas (político, económico, social, natural e individual), de nuestra realidad y de nuestro futuro. Y otra forma de sentirse luego de terminar el libro es: curioso y optimista, por todo el universo de posibilidades frente a las nuevas alternativas o retos del futuro… un futuro que en realidad no está tan lejano… hablamos de que antes de la mitad del Siglo XXI, es muy probable que estemos en una realidad muy distinta a la que vivimos hoy. 

Pero a pesar de eso, ese futuro tan cercano, es tan incierto aún… obviamente para nosotros, e incluso para las grandes mentes que estudian a diario todas las posibilidades del ser humano, de la ciencia, la biología y la tecnología, quienes tienen muchas variables y posibilidades, pero no pueden predecir a ciencia cierta hacia qué lado se inclinará ese futuro cercano y maleable. 

Y Yuval, nos participa sobre todos esos descubrimientos que se han hecho sobre el ser humano y las posibilidades del futuro… y nos trasmite también la incertidumbre, los indicios y proyecciones nada alentadoras para el ser humano, o para el humanismo reinante desde hace décadas. 

El libro se centra en estos temas claves para comprender algunas de las bases que sostienen esas posibilidades, y nos deja grandes interrogantes, para pensar y reflexionar sobre nuestro futuro. De todos los problemas del mundo, Harari señala que hay tres fundamentales para entender un poco sobre lo que se avecina en nuestro futuro:

- La ciencia converge en un dogma universal, que afirma que los organismos son algoritmos y que la vida es un procesamiento de datos. 

- La inteligencia se desconecta de la conciencia.

- Algoritmos no conscientes pero inteligentísimos pronto podrían conocernos mejor que nosotros mismos. 

Tres planteamiento, en los cuales se sustenta, expone y explica cómo ha ido evolucionando la humanidad y el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos. Por supuesto, este libro inicia desde donde acaba “De animales y dioses”, con el capítulo “Homo Sapiens conquista el mundo”. Posteriormente, el Homo Sapiens le da sentido al mundo, y hay capítulos realmente excelentes, como el de “Los Narradores” o la “Revolución humanista”, donde explica cómo nos conformamos como sociedad a través de la necesaria ficción. Pero durante todo el Siglo XX, los avances transcurrieron de forma tan mesurada, que nos quedó tiempo de acostumbrarnos. Pero el Siglo XXI, desde sus inicios, empezó con nuevos retos, nuevos descubrimientos, y todo es cada vez más rápido. Y vienen capítulos como, “Homo Sapiens pierde el contro”, donde hay pequeños capítulos, también excelentes, como: “La gran desconexión”, “El océano de la conciencia”, y “La religión de los datos”, donde se expone la que él considera la religión del futuro, que desde ya tiene mucha fuerza, y en realidad desde el pasado, el “Dataísmo”, los datos y la información son los dioses del mundo. Y explica cómo todas las instituciones del mundo, y hasta modelos económicos como el capitalismo, se rinden y han funcionado a través de los datos y la información. Por eso, los algoritmos tendrán una mayor relevancia en el futuro, en la procesación de todos estos datos. Aunque también menciona que el ser humano tiene una gran capacidad, pero totalmente inexplorada… lo que lleva a la teoría del “Homo Deus”, los nuevos súper humanos que podrían reemplazar a los seres humanos que con el tiempo se volverán obsoletos.  

En fin, en realidad hay capítulos aterradores y a la vez curiosos, porque nos da curiosidad por querer ver y experimentar en realidad lo que pasará. Nunca antes estuvo tan cerca la discusión del hombre vs la máquina… porque nuestros organismos son pequeñas máquinas, pequeños algoritmos. Y en uno de los capítulos, expone que conociendo esto, los algoritmos pueden ser manipulados y creados, lo que enterraría la idea del libre albedrío, y la idea de libertad del ser humano en general. 

El capítulo de la religión de los datos me pareció magistral también, ya que es muy claro y lúcido. Y nos muestra una gran realidad con un ejemplo. A pesar de que U.S.A vigile a todo el mundo a diario, en realidad no tienen control de nada, y nunca se ha visto que la gran potencia del mundo haya cometido tantos errores en la historia… eso es porque la información que tienen los supera, no saben qué hacer con tanta información. Por eso, también menciona que un gran valor en el futuro, será la procesación de todos estos datos. Y la gran realidad, de que grandes algoritmos como nuestras redes sociales tienen tanta información sobre nosotros mismos, que pueden tener una mayor comprensión sobre nosotros que nosotros nunca tendremos. Pero Harari dice, que eso no es negativo, que la tendencia será a que nuestra información sea cada vez más libre hacia estos algoritmos, nuestra vida más pública, lo que trae sus propios efectos.    

En fin, todos estos temas interesantes y complejos, Harari los trata con destreza y sigue con su estilo, narrando la historia y detalles científicos complejos con una sencillez, claridad y naturalidad narrativa, que realmente es de admirar. Su ardua investigación en todos los campos, justificados o sustentados en esa extensa bibliografía al final del libro, es una muestra de su trabajo y su compromiso, en su papel como facilitador del conocimiento histórico, de los grandes avances del presente, y de lo que ya se está proyectando en descubrir para el futuro. 

Creo que como su anterior libro, De animales a dioses, que dejé el enlace al inicio del post sobre mi reseña, ambos son libros necesarios de leer para poder entendernos un poco más como sociedad y como seres humanos… y ahora con este, para entender nuestro acelerado presente y nuestro incierto futuro. 



A continuación, comparto algunos fragmentos del libro: 


1. “Durante las últimas décadas, los biólogos han llegado a la firme conclusión de que el hombre que pulsa los botones y bebe el té es también un algoritmo. Un algoritmo mucho más complejo que la máquina expendedora, sin duda, pero un algoritmo. Los humanos son algoritmos que producen no vasos de té, sino copias de sí mismos (como una máquina expendedora que, después de pulsar la combinación adecuada de botones, produjera otra máquina expendedora”. 

(Fragmento del último libro del historiador Yuval Noah Harari)


2. "Durante la segunda mitad del siglo XX, finalmente se quebrantó esta ley de la selva, si acaso no se revocó. En la mayoría de las regiones, las guerras se volvieron más infrecuentes que nunca. Mientras que en las sociedades agrícolas antiguas la violencia humana causaba alrededor del 15 por ciento de todas las muertes, durante el siglo XX la violencia causó sólo el 5 por ciento, y en el inicio del siglo XXI está siendo responsable de alrededor del 1 por ciento de la mortalidad global. En 2012 murieron en todo el mundo unos 56 millones de personas, 620.000 a consecuencia de la violencia humana (la guerra acabó con la vida de 120.000 personas, y el crimen, con la de otras 500.000). En cambio, 800.000 se suicidaron y 1.5 millones murieron de diabetes. El azúcar es ahora más peligroso que la pólvora".

(Homo Deus, de Yuval Noah Harari)


3. "En épocas anteriores, las principales fuentes de riqueza eran los activos materiales, tales como minas de oro, campos de trigo y pozos de petróleo. Hoy en día, la principal fuente de riqueza es el conocimiento. (...) 
En 1998, para Ruanda tenía sentido apoderarse de las ricas minas de coltán del vecino Congo y saquearlas, porque había gran demanda de este mineral para la fabricación de teléfonos móviles y de ordenadores portátiles, y el Congo disponía del 80% de las reservas mundiales de coltán. Ruanda obtuvo 240 millones de dólares anuales por el coltán saqueado. Para la pobre Ruanda, era mucho dinero. En cambio, no habría tenido sentido que China invadiera California y se apoderara de Silicon Valley, porque, aunque los chinos hubiesen vencido en el campo de batalla, allí no había minas de silicio que saquear. En cambio, los chinos han ganado miles de millones de dólares al cooperar con gigantes de alta tecnología como Apple y Microsoft, comprar sus programas y fabricar sus productos. Lo que Ruanda ganó en un año entero de saqueo de coltán congoleño, los chinos lo ganan en un único día de comercio pacífico. 
En consecuencia, la palabra "paz" ha adquirido un nuevo significado. Generaciones previas pensaban en la paz como la ausencia temporal de guerra. Hoy en día pensamos en la paz como la inverosimilitud de la guerra".

(Homo Deus, de Yuval Noah Harari)


4. Entonces, ¿qué pasa con el terrorismo? (...) Por lo general, los terroristas no tienen la fuerza necesaria para derrotar a un ejército, ocupar un país o destruir ciudades enteras. Mientras que en el 2010 la obesidad y las enfermedades asociadas a ella mataron a cerca de tres millones de personas, los terroristas mataron a un total de 7.697 personas en todo el planeta, la mayoría de ellos en países en vías de desarrollo. Para el norteamericano o el europeo medio, la Coca-Cola supone una amenaza mucho más letal que al-Qaeda.
¿Cómo es posible, pues, que los terroristas consigan copar titulares y cambiar la situación política en todo el mundo? Porque provocan que sus enemigos reaccionen de manera desproporcionada. En esencia, el terrorismo es un espectáculo. Los terroristas organizan un espectáculo de violencia pavoroso, que capta nuestra imaginación y hace que nos sintamos como si retrocediéramos hasta el caos medieval. En consecuencia, los estados suelen sentirse obligados a reaccionar frente al teatro del terrorismo con un espectáculo de seguridad y orquestan exhibiciones de fuerzas formidables, como la persecución de poblaciones enteras o la invasión de países extranjeros. En la mayoría de los casos, esta reacción desmesurada ante el terrorismo genera una amenaza mucho mayor para nuestra seguridad que los propios terroristas. 
Los terroristas son como una mosca que intenta destruir una cacharrería. La mosca es tan débil que no puede mover siquiera una taza. De modo que encuentra un toro, se introduce en su oreja y empieza a zumbar. El toro enloquece de miedo e ira, y destruye la cacharrería. Esto es lo que ha ocurrido en Oriente Medio en la última década. Los fundamentalistas islámicos nunca habrían podido derrocar por sí solos a Sadam Husein. En lugar de ello, encolerizaron a Estados Unidos con los ataques del 11 de septiembre, y Estados Unidos destruyó por ellos la cacharrería del Oriente Medio. Ahora medran entre las ruinas. Por sí solos, los terroristas son demasiado débiles para arrastrarnos de vuelta a la Edad Media y reestablecer la ley de la selva. Pueden provocarnos, pero al final todo dependerá de nuestras reacciones. Si la ley de la selv, la culpa no será de los terroristas"

(Homo Deus, de Yuval Noah Harari)



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